Todo apuntaba a esto, ¿cómo no lo habíamos visto?
Ahora veo hasta letreros luminosos con forma de flecha parpadeando y señalándolo. Las “no tan nuevas” habilidades digitales, y las enfocadas a gestionar proyectos tecnológicos y de equipos llevan en el mercado mucho tiempo.
“Estaban ahí, mirándonos fijamente, intentando llamar nuestra atención”
Ayer leí en Twitter que todo esto no está siendo una transformación digital, si no una urgencia digital. Lo que antes hacíamos despacio, con un proceso, un equipo dedicado y tras terminar los temas más urgentes, ahora tenemos que hacerlo todos a la vez, rápido y es el número uno de las prioridades.
En un mundo en el que el tiempo para las empresas es más valioso que nunca, habilidades como la gestión ágil de equipos, la coordinación entre ellos y la capacidad de reacción son completamente imprescindibles.
Y esto no solo le aplica a “los más tecnológicos”, a los de informática, a los desarrolladores o a los “modernos de marketing”.
Agile, Design Thinking, Análisis de Producto y Data Visualization: las habilidades que te darán tiempo.
Voy a empezar por la parte del conocimiento técnico porque para mí, esa formación fue clave en el desarrollo de mi carrera.
“Tú eres el programador, dime tú cómo tiene que ser.”
¿A alguien le suena esta frase? ¡Señoras y señores levanten las manos! Esta frase la carga el diablo porque desencadena el 80% de los problemas que vienen detrás.
Cuando terminé la carrera de Publicidad y RRPP, empecé en el trabajo que creía que iba a ser el trabajo de mi vida. Un año y medio después, me di cuenta de que quería aprender más. Así que lo dejé y decidí matricularme en un curso de un año de programación web. Nadie de mi entorno entendía nada. Mi madre me decía: “¿Pero que ya no te gusta tu carrera?”.
Mi carrera me encantaba, pero me gustaba el mundo digital y tenía mucha curiosidad por saber qué cosas sería capaz de hacer si entendía mejor desde dentro ese entorno. Un año después terminé el curso. Siempre supe que no iba a ser programadora, pero lo que no sabía en ese momento era cuánto me iba a ayudar en mi carrera conocer sobre programación.
“Mismo idioma, mismos objetivos.”
¿Cómo esto me ha ayudado en el desarrollo de proyectos técnicos?
Y ya no me enrollo más y voy, como diría mi compañero Curro Galván, a la pomada. ¿Cómo estudiar programación me ha ayudado en mi trabajo gestionando proyectos técnicos?
1. Saber pedir.
Esto es importantísimo y es el punto de partida de cualquier proyecto técnico. Responder a las preguntas ¿qué necesito? y ¿para qué lo necesito? Esto evita trasladarle la responsabilidad al equipo técnico de acertar con lo que te prescriben y les hace entender mejor tus necesidades.
2. Saber elegir.
Si tienes los conceptos básicos, ante varias opciones, eres capaz de elegir la más adecuada para tu empresa y los recursos que dispones en un futuro para el proyecto.
3. Saber entender.
Sentarte con el equipo técnico y entender las complicaciones o variables del proyecto en función de lo que estás pidiendo es muy importante. Evita muchos problemas futuros y te permite hacer seguimiento consciente de en qué punto está el proyecto en cada momento.
4. Saber enviar.
Esta para mi es de las más importantes. ¿Cómo necesita el equipo técnico la información para poder tratarla e implementarla con agilidad y facilidad? Sí, requiere de más esfuerzo por tu parte, pero agiliza mucho el proyecto y evita posibles reinterpretaciones de la información o retrabajo por parte de los equipos.
¿En qué tipo de proyectos lo he aplicado?
Pues trabajando en marketing en la mayoría de ellos, pero por concretar, recientemente ha sido mano de santo para sacar en los tiempos en que estaba previsto la nueva web Corporativa de EDEM que hicimos en conjunto producción interna y nuestro proveedor especialista en la implementación técnica.
Estos conocimientos valen para gestionar proyectos tecnológicos: desarrollo de apps, de software, proyectos de webs corporativas, ecommerce…
Como en cualquier disciplina, cuanto más conoces lo que hay detrás del trabajo de las personas con las que compartes proyecto, más fácil será empatizar y llegar a puntos en común que te asegurarán velocidad y cumplimiento de objetivos.
La agilidad no es solo velocidad.
En cuanto a la aplicación de metodologías ágiles a tu trabajo, al final resulta que es útil para casi el 100% de departamentos o áreas de una empresa.
Esto no va de tecnología ni de digitalización, que también. Esto va de filosofía de trabajo (como Lean Startup, con origen en el Lean Thinking), de cultura de empresa y de orden. Es una manera de entender el trabajo, de compartir objetivos y de avanzar en los proyectos.
Reconozco que aquí tengo mucho trabajo que mejorar y aprender porque, aunque desde el departamento de marketing de MdE intentamos aplicarlo siempre, la búsqueda de la perfección es un gran enemigo de la agilidad.
¿Cómo puede ayudarte el Agile Management?
Como os comentaba antes, aplicar estas metodologías es beneficioso para toda la organización. Cuando las empiezas a poner en marcha te das cuenta de que realmente hay otra manera de hacer las cosas respecto a como las hacías siempre y da buenos resultados.
En mi caso, las principales ventajas que he encontrado han sido:
1. Cumplimiento de fechas.
Desde el punto de vista de la gestión de proyectos y/o equipos, esta para mí es vital. Llegar en los tiempos previstos a lanzar un proyecto es la máxima número 1 que tengo. No concibo gestionar un proyecto que tenga meses y meses de retraso y no tener claro el por qué.
2. Eliminar retrabajos.
A esto yo le llamo “puntos de control”. Nosotros establecemos en todos los proyectos varios puntos en los que se va validando que el desarrollo de lo que estamos haciendo, cumple con el objetivo que perseguimos. ¿Se entiende? ¿Está orientado a nuestro buyer persona? ¿Nos hemos desviado de foco? Si hay que rectificar, mejor hacerlo cuanto antes.
3. Ponerse objetivos.
Si no te pones objetivos o no te fijas unas expectativas claras, no podrás saber si las cosas están yendo bien o mal. Esto te ayudará a descubrir si algo no está funcionando como debería y a tomar la decisión rápida de proponerte nuevas pruebas o validaciones.
4. Aprender de hechos.
Si todos los puntos de control están claros, solo queda lanzar y medir. Los datos, las reacciones y lo que pase después del lanzamiento es lo que te hará saber si estás cumpliendo con tus expectativas. Todo lo demás serán juicios de valor, conversaciones de cuñados u opiniones sesgadas.
Hay que escuchar inputs, sí, pero sobre todo hay que medir.
5. Rectificar rápido.
Si tienes claro que algo no está yendo como esperabas o no está cumpliendo el objetivo marcado tras la medición, es el momento de rectificar rápido y seguir probando.
No des nada por sentado, solo se puede mejorar de la iteración y esto es maravilloso porque supone asumir que equivocarte es aprender.