Para los familiarizados con cuestiones relacionadas con el emprendimiento, el antiguo cliché de los emprendedores como aquellos que se arriesgan es de sobra conocido. El emprendimiento en tiempos de crisis supone un factor añadido en esta asunción de riesgos.
Los emprendedores son superhumanos: superan las dificultades cuando muchos otros fracasan
De hecho, la narrativa que se construye es la de que los emprendedores son aquellos que pusieron todo lo que tenían en juego y, justo cuando parecía casi imposible, de alguna manera lograron arrebatar la victoria de las fauces de la derrota.
Ver las cosas de manera diferente
Los tiempos de crisis tienden a amplificar esta habilidad, pero el lector se alegrará de saber que no se trata tanto de un superpoder sino de una disposición a ver y hacer las cosas de manera diferente. Es decir, ellos son capaces de abrir sus mentes, lo que les permite estar preparados para asumir una nueva perspectiva hacia su entorno.
Donde otros ven peligro, los emprendedores verán desafíos. Donde algunos ven incertidumbre, los emprendedores verán oportunidades.
Ellos no lo prepararán todo y se sentarán a esperar las condiciones de mercado perfectas actuar.
Todos tenemos esta capacidad, pero el estado natural para la gran mayoría de nosotros será una tendencia a optar por el conservadurismo, retrocediendo a la relativa seguridad del status quo inicial.
No solo esto, sino que muchas industrias se abstendrán de invertir en innovación y es casi seguro que los gestores de fondos que invierten en empresas pequeñas, pero con alto potencial tratarán de proteger el efectivo que tienen. Lo que resultará en un ambiente extremadamente poco propicio para el emprendimiento.
Casos de emprendimiento en tiempos de crisis
Afortunadamente, cuando algunos se retiran a las políticas de “esperar y ver”, otros más valientes irán en busca de nuevos horizontes.
DuPont y la innovación con el neopreno
Durante la Gran Depresión en 1930, un científico investigador de la multinacional estadounidense DuPont que se especializó en investigación e innovaciones químicas, descubrió una de las mayores innovaciones del siglo XX: el neopreno.
El caucho sintético ahora es un lugar común en nuestra vida diaria componiendo una gama de productos, desde equipos deportivos y médicos hasta fundas protectoras para nuestros iPads y computadoras portátiles.
Mientras las ventas caían (alrededor de un 15%), la compañía fue en contra del ciclo económico y comenzó a hacer las cosas de manera diferente al aumentar su gasto en investigación y desarrollo, un planteamiento que encontró la ayuda inesperada de unos costos considerablemente más bajos de las materias primas en ese momento.
Un mayor enfoque en la experimentación, los recursos y la extracción de los aspectos positivos de una situación en gran medida pesimista significó qué a fines de la década de 1930 casi todos los automóviles y aviones fabricados en los Estados Unidos tenían componentes de neopreno.
Michael Cullen y el primer supermercado
Esto no se limitó a aquellas industrias que se consideran más intensivas en investigación. Michael Cullen durante el mismo período y de manera similar cambió radicalmente la forma en que las personas iban de compras.
Percibió la necesidad de bajar los precios de los alimentos en un momento en que lo normal era visitar una pequeña tienda de comestibles local.
Hasta ese momento, el proceso de compra era lento, arduo y costoso ya que los compradores se veían obligados a hacer cola durante largos períodos de tiempo y las tiendas tenían una capacidad limitada que restringía los beneficios que podían obtener de las economías de escala.
La respuesta de Cullen fue abrir el primer supermercado
Se construyeron tiendas más grandes que podían almacenar muchos más productos y, además, ofrecerlos con descuento. La Gran Depresión había generado una base de clientes que quería ahorrar la pequeña cantidad de dinero que tenían y, para ellos, esta era la solución perfecta.
La apuesta por el emprendimiento de Juan Roig
En medio de la actual pandemia de Covid-19 se puede encontrar un ejemplo más reciente. Juan Roig, el presidente de Mercadona, ha continuado y ampliado su apoyo altruista para los empresarios de hoy y del futuro mediante la inversión de €10 millones por año en la aceleradora e incubadora Lanzadera.
Esto hace que la suma original se quintuplique ambiciosamente y se duplique el número de compañías involucradas en su programa de incubación y aceleración.
Lo que ilustran estos tres ejemplos, de los cuales hay muchos más, es que, aunque es natural cuando nos enfrentamos a la incertidumbre recurrir a un enfoque protector de “esperar y ver”, la innovación empresarial puede y debe seguir avanzando.
¿Qué permite a ciertas personas ser más emprendedoras en tiempos de incertidumbre?
En tiempos de crisis, grandes depresiones, recesiones económicas, alertas sanitarias o desastres naturales tienden a desencadenar problemas similares. Eventos altamente improbables que tienen un tremendo impacto como estos no ocurren con frecuencia y asegurarlos no es barato.
Por eso es más difícil el emprendimiento en tiempos de crisis. Dado que una vez la crisis estalla muchos emprendedores no cuentan con reservas de fondos para gastar en medidas preventivas, serán ellos los más vulnerables, por lo que tendrán que buscar soluciones alternativas y más ingeniosas.
En respuesta, y con razón, los problemas operativos han sido una prioridad para muchos empresarios, ya que se han movido bruscamente hacia la improvisación ajustando sus cadenas de suministro y adaptando sus modelos de negocio para asegurar, como mínimo, una entrada constante de efectivo.
La actitud: resiliencia como necesidad
Sin embargo, dado que el estrés externo no solo se impone sobre el negocio en sí, sino también sobre el individuo, la actitud del emprendedor y su interpretación de la situación es un mecanismo clave que debe tenerse en cuenta al tratar de hacer frente a los problemas.
De los tres ejemplos mencionados anteriormente, podríamos hacer la pregunta: ¿por qué han actuado de manera diferente?
Y no, la respuesta no es que sean superhumanos. La respuesta más plausible es que son resilientes.
Su mentalidad emprendedora les ha permitido actuar y movilizar recursos en condiciones inciertas.
Esta perspectiva significa que creen que pueden superar cualquier contratiempo u obstáculo al que se puedan enfrentar y, en la misma línea, un suceso catastrófico como la pandemia de la COVID 19 sería recibida con la capacidad positiva de adaptarse.
Pensamiento positivo
Este pensamiento positivo, una forma de regulación emocional, no solo nos permite afrontar el posible inicio de la depresión, sino también mantener los altos niveles de energía necesarios para persistir. Afrontar el emprendimiento en tiempos crisis desde una óptica positiva es fundamental.
Sin embargo, la resiliencia no se trata solo de superar la adversidad, también se trata de la adquisición de recursos físicos, psicológicos y sociales para mantener el bienestar.
Por lo tanto, los emprendedores que demuestran resiliencia tienen más probabilidades de usar no solo medidas de alivio a corto plazo que provienen de sus recursos existentes, sino que también acumulan y crean otros nuevos como:
- La autoeficacia emprendedora.
- La autoconfianza.
- El dinero.
- El conocimiento.
- Las redes.
- La capacidad de generar mayor publicidad.
Todos estos pueden actuar como un amortiguador contra la pérdida potencial durante tiempos difíciles. Al hacerlo, cualquier pérdida incurrida se vuelve mucho más asequible, lo que lleva a fortalecer su capacidad para lograr ganancias en el futuro, como fue el caso de DuPont y actualmente es el caso de Juan Roig.
Se juega físicamente, se gana mentalmente
A menudo se dice que, en el mundo del deporte, aunque se juega con el cuerpo, se gana con la mente.
Los atletas entrenan físicamente sus cuerpos para competir y desempeñarse efectivamente en los niveles más altos, sin embargo, esto en sí mismo es insuficiente. No es solo su cuerpo el que necesita estar preparado para obtener una ventaja competitiva, sino también su mente.
De la misma manera, el emprendimiento en tiempos de crisis no tendrá por qué ser suficiente en muchos casos. Será necesario completar las tareas. A veces se tendrá éxito y se alcanzará el triunfo, mientras que en otras ocasiones se producirá el fracaso.
Como emprendedor, si se afrontan dificultades con la mentalidad de que “si solo tuviera el poder de hacer algo”, estamos en efecto, como afirma el autor Martin Meadows, predisponiendo nuestros cerebros en la negatividad y, por lo tanto, es más probable que se asuma una posición de “esperar y ver”.
Por el contrario, quizás lo que deberíamos estar haciendo es empoderarnos para ser resilientes, hacer las cosas de manera diferente y aprovechar nuestras circunstancias afirmando que:
“Vamos a encontrar una manera de resolverlo”