Vivimos tiempos extraños. Y nuestro comportamiento a veces es errático por esta sensación de irrealidad que nos invade a muchos. Se calcula que el 86% de los consumidores hemos variado nuestros patrones de compra y comunicación.
Esta pandemia ha marcado un hito. Un antes y un después en nuestras vidas. Puede que solo sea un paréntesis, pero ha trastocado nuestra cosmovisión del mundo, de la economía, el trabajo, el ocio y las relaciones interpersonales para siempre.
El ser humano es maravilloso y tiene una capacidad de adaptabilidad asombrosa. Como animales sociales que somos, hemos cambiado nuestras pautas de comportamiento y de socialización en tres aspectos importantes.
Porque esta pandemia ha puesto en evidencia lo líquida que es la cultura.
Según el informe IPG Mediabrands Spotlight, nuestro comportamiento digital se ha centrado en:
- Comunidades digitales.
- E-games que ganan jugadores.
- El ocio llevado al terreno online.
Si este virus ha desatado lo que se denomina ‘panic puchase’ (compras motivadas por el miedo irracional a lo desconocido) también podríamos hablar de ‘panic communication’.
O la viralización de noticias falsas o bulos que pueden generar situaciones de comunicación de crisis.
Una fake news o noticia falsa no es más que un contenido con apariencia pseudoperiodística cuyo único objetivo es desinformar y generar ruido. Con la democratización de acceso a la información, los ciudadanos somos a la vez consumidores y productores de contenidos.
Una fake news es un contenido con apariencia pseudoperiodística que tiene el objetivo de desinformar.
Hay miles de herramientas de edición de imagen, vídeo y que cobran vida a través del entorno digital. Algunos con tal apariencia de verosimilitud y aspecto profesional que saltan a los medios, propagándose así su viralización.
Esto se ve agravado por el fenómeno de la posverdad: aquella afirmación que apela a emociones, creencias o deseos de las personas en lugar de a hechos objetivos.
En la primera pandemia retransmitida de la historia, con el simple hecho de reenviar un posible bulo, la sociedad compartía contenidos de dudosa procedencia que comenzaron a sembrar la confusión.
1. Trump y el asalto al Capitolio
Un gran ejemplo de fake news fue el supuesto “robo” de las elecciones a Trump y el asalto al Capitolio.
El tono de crispación, alentado principalmente por el expresidente Trump, culminó con el desgraciado asalto al Capitolio del 6 de enero que se cobró la vida de 4 personas, dejó 50 heridos (entre ellos, 14 policías) y 52 detenidos.
Pero…
¿Qué alentó esta reacción airada de una muchedumbre violenta que tomó el congreso?
¿Quiénes eran estas personas extremistas, amantes de la teoría de la conspiración?
¿De dónde salieron, con bisonte incluido?
¿Quién les animó?
Durante años, la siembra de la duda sobre el cómputo de votos ha sido un clásico en las elecciones norteamericanas pero en los últimos comicios el argumento se ha repetido hasta la extenuación.
El hecho de que la victoria de Biden y Trump fuera, a priori, tan ajustada en algunos estados y la tardanza en procesar los millones de votos por correo (por el coronavirus) que hizo colapsar el sistema de cómputo manual, sumado a los incesantes bulos sobre el robo de votos, hicieron el resto.
Fundamentalmente porque el presidente Trump no aceptaba la derrota y se dedicó a alentar a sus seguidores, en actos públicos multitudinarios y, desde las redes sociales, a “luchar” por detener el “robo electoral”.
De hecho, en un intento desesperado de luchar contra las noticias falsas, Twitter expulsó a Trump de la red social el 8 de enero de un modo permanente para prevenir el “riesgo de más incitación a la violencia”.
88 millones de followers ensordecieron.
El documental “El dilema de las redes sociales” (Social dilemma) mantiene que las noticias falsas se propagan 6 veces más rápido que las verdaderas.
Las noticias falsas se propagan 6 veces más rápido que las verdaderas
Documental “El dilema de las redes sociales”
Esto ocurre porque cada vez, las personas nos informamos más por redes sociales en lugar de acudir a fuentes o medios de comunicación oficiales.
De algún modo, el sistema privilegia las noticias falsas porque son más rentables para las compañías que las difunden gracias al conocido como “Clickbait”.
Clickbait: contenido gancho supuestamente informativo que hace que piques y pases tiempo navegando consumiendo información suculenta pero con poco valor contrastado.
Que no te engañen, aprende a ser un buen director de marketing
Al fin y al cabo, las fake news, o noticias falsas, son como la comida basura, te sacian al minuto, sobreestimulan tus neuronas pero ingieres calorías vacías. Y lo que es peor, a las pocas horas quieres más. Como manifiestan en el documental, “la verdad es aburrida”.
2. Noticias de vacunas
Los negacionistas tienen grandes abanderados que ven amplificados sus delirios, una vez más, por las redes y en apariciones mediáticas.
Si el primero fue Miguel Bosé ligando las vacunas al 5G gracias a un nanoimplante (como en la peli de los 80, El chip prodigioso) -que desencadenó, incluso, en una manifestación en Madrid antivacunas.
La actriz Victoria Abril, por su lado, apareció la última semana de febrero en la entrega de los Premios Feroz, sin mascarilla, y afirmando que los ciudadanos éramos cobayas porque las vacunas, así en general, no habían sido testadas sobre humanos.
Según El País, la actriz, que terminó pidiendo perdón, intentó rebatir la cantidad de fallecidos por el coronavirus y afirmó que la gestión de la pandemia era un “coronacirco” y que no se cortaría el pelo hasta recobrar sus libertades.
Precisamente, este argumento de recorte de libertades no es nuevo y ha sido uno de los más empleados por los negacionistas durante la pandemia, según el estudio de la ONG First Draft “Bajo la superficie del Covid-19: narrativas, desinformación y déficits de datos en redes sociales”.
La misión de esta organización, con sede en Londres, Sidney y Nueva York, es “proteger a las comunidades de información errónea dañina (…) al defender la verdad en un mundo polarizado, podemos generar más confianza en la sociedad y ayudar a que todas las comunidades prosperen”.
¿Y cómo lo hacen? A través de una red global de periodistas para investigar las historias emergentes. Además proveen de herramientas y seminarios en youtube que invitan a los creadores de contenido a discernir los bulos y a cómo combartirlos.
Según First Draft, los bulos que más han circulado a nivel mundial sobre la vacuna se pueden clasificar en 6 grupos:
- Desarrollo y acceso a la vacuna.
- Seguridad y eficacia de la vacuna.
- Motivos políticos y económicos.
- Teoría de la conspiración.
- Violación de derechos y de libertades individuales.
- Reservas religiosas.
Muchas de las desinformaciones relativas a la vacuna es lo que es la jerga periodística se denominan ‘zombies’. Se llaman así por tratarse de bulos que continúan circulando a pesar de haber sido desmentidos hasta la saciedad. Como por ejemplo, que las vacunas en niños generan autismo.
El peligro de las fake news en redes sociales es el contenido audiovisual que llevan aparejado y que aumenta su sensación de veracidad.
En la mayoría de los casos se trata de declaraciones de supuestas eminencias sacadas de contexto o, incluso, como en este caso, emitidas meses antes que se patentaran las vacunas.
3. Pablo Díaz en Pasapalabra
¿Lo de Pablo en Pasapalabra es un ejemplo válido de fake news?
Pues sí y no. Lo que sí es, es un drama. Y una tomadura de pelo. Una maniobra muy inteligente del programa de Antena 3, Pasapalabra, para aumentar la audiencia del concurso.
Y es que el “no bote” de Pablo, cosechó un récord de audiencia del programa con casi 5 millones de espectadores. El jueves, 25 de febrero, se suponía que el violinista y compositor Pablo Díaz se hacía con el bote de 1.294.000€ después de 171 intervenciones en el programa.
Todo ello porque la cadena así lo había invitado a pensar con diferentes promos durante la semana. Cuando Pablo apareció con LA camiseta al comenzar el capítulo, las redes ardían y la audiencia no paró de subir.
¿Es un bulo jugar al despiste? Lo es cuando la no noticia, saltó a los medios y varios de ellos se hicieron eco divulgando información que no respondía a la verdad.
La respuesta airada de los seguidores no se hizo esperar. Pablo seguirá intentándolo, con su perseverancia y esa sonrisita horrible de sabelotodo. Pero se merecía ganar.
Ese es precisamente el peaje de las noticias falsas: manipulan nuestros sentimientos. Y como seres emocionales que somos, la polarización de la conducta es complicada de predecir y manejar.
Ah, y por si acaso os lo preguntabais. Con la H. Militar cartaginés del siglo III ac apodado El Grande y partidario de la paz con Roma era Hannón.
Y finalmente, el 1 de julio Pablo Díaz se hizo con el bote de Pasapalabra se hizo un hueco en la historia de la televisión. El violinista que amaba a las palabras se hizo con 1.828.000€. Con 23 añitos.
4. Fake news de confinamiento
Las semanas de confinamiento fueron la tormenta perfecta para la generación de noticias falsas…¿Quién no recibió alguno de los siguientes mensajes?
- Las barbas y bigotes favorecen el contagio del COVID-19:
- Es conveniente dejar los zapatos fuera de casa para evitar el contagio en el hogar.
- Se desaconseja el uso del ibuprofeno como antiinflamatorio.
- Tomar limón y hacer gárgaras es una buena forma de prevenir el COVID-19.
- Personas se hacen pasar por sanitarios para aprovecharse de nuestros mayores a través de una estafa.
¿Por qué compartimos los bulos?
Pero si algunos de ellos no tienen ni pies ni cabeza… ¿por qué los compartimos?
José Carlos León, publicitario, experto en marketing social y autor de El Buen Capitalista, afirma en esta entrevista para Boga: “Quiero creer que quien los comparte lo hace por sentirse útil en su comunidad, convencido de que son ciertos. Esa es una de las principales motivaciones ya estudiadas en el Social Media”.
“Quien comparte bulos quiere sentirse útil en su comunidad, convencido de que son ciertos”
José Carlos León
Y continúa: “Lo que escapa a mi capacidad y conocimientos es entender quién es capaz de inventarlos sin escrúpulos. En el caso de las fake news, siendo un trabajo profesional, podemos hablar sin tapujos de mala fe. Que la gente las comparta es una consecuencia de la pérdida de valor de la información misma a causa de la infoxicación. Y esto siembra incertidumbre y desasosiego”.
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Para el divulgador y psicólogo clínico Miguel Ángel Rizaldos, uno de los precursores de la psicología online en España y reconocido como el mejor psicólogo online por Psicología y Mente, mantiene que el hecho de compartir es muy humano.
Recibimos tal aluvión de información que la falta de tiempo para contrastar y la incertidumbre crónica del “por si acaso” nos hacen darle a reenviar.
Pero Rizaldos insiste en tener una exposición justa a la información durante el confinamiento: “Esto es un maratón y es recomendable dosificar la información para no intoxicarnos. Compartir bulos negativos genera indefensión y la indefensión, sentir que hagas lo que hagas estás desarmado, es el primer paso hacia la depresión. Si crees que compartir algo, agrava la situación, no lo hagas”.
Es recomendable dosificar la información para no intoxicarnosMiguel Ángel Rizaldos
Tips para identificar fake news
Así que en estos tiempos en los que el apoyo de la comunidad se ha revelado fundamental, por favor, no contribuyas al caos y a la desinformación.
Antes de reenviar un whatsapp o hacer RT, piensa tan solo en estas cosas:
- ¿Quién es la fuente? Aunque quien te lo envíe una persona de confianza, para y piensa antes de actuar. ¿De verdad, piensas que tomar agua caliente con limón puede aplacar al virus? Pues eso. No compartas.
- ¿A quién perjudica el comentario?
- ¿A quién beneficia?
- ¿Estás bien informado?
Algunos de estos ejemplos de fake news responden a un activismo político militante y sirven para desacreditar a partidos o líderes políticos concretos por su gestión, instituciones, organizaciones, etc con un objetivo propagandístico claro.
La mayoría de este tipo de fake news son campañas orquestadas de modo profesional y amplificadas por un ejército de bots que viralizan el efecto contaminante.
En este sentido, muy controvertida fue la campaña de desinformación orquestada en redes, supuestamente por el entorno de Trump, sobre Hillary Clinton que desembocó en el triunfo de las presidenciales del republicano en noviembre de 2016.
En nuestro país, el Ministerio del Interior se vio obligado a recapitular los bulos más populares sobre el COVID en un informe elaborado por el Centro de Inteligencia Contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) para hacer un llamamiento a la calma.
Antes de compartir piensa. No contribuyas a sembrar el pánico. El sentido común y la responsabilidad deben ser el mejor filtro.
Contra la posverdad, hechos. Y para comunicar hechos, hay que dejarse informar.
Lee.
Esto es importante tanto para consumidores como generadores de noticias.
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